Una nueva edición del FIBA, Festival Internacional de Buenos Aires, tendrá lugar del 5 al 18 de octubre. Y sin embargo, algo del orden de lo que percibe, parece indicar que este Festival se presenta como inédito, en casi todos sus aspectos. En primer lugar, tiene una nueva dirección: Rubén Szuchmacher y Alberto Ligaluppi, y está claro que las decisiones que tomaron difieren ampliamente de las propuestas anteriores.
Las expectativas son muchas, pero para evaluar la selección de las puestas internacionales habrá que esperar el cierre del festival. Sin embargo, hay otras decisiones sobre las que sí se puede hablar en estos momentos.
Hay algunos movimientos que permiten vislumbrar ciertas políticas diferentes en relación con la cuestión pública. Ya no hay escuela de espectadores, aquella que vinculaba a las diferentes compañías con un público diverso. Ahora el planteo viene de la mano de Formación de Espectadores, que depende del Ministerio de Educación del GCBA y que organiza el Primer Certamen de Jóvenes Críticos en el FIBA, un laboratorio de reflexión y producción periodística con alumnos de escuelas secundarias y terciarias del Gobierno de la Ciudad que asistirán a funciones internacionales, conversarán con artistas. En decir que este festival fomentará el interés por la apreciación crítica del teatro y la danza.
El trabajo del equipo de Formación de Espectadores se encarga de las nuevas generaciones (si tiene éxito, todos los amantes del teatro lo tendrán, porque habrá espectadores para rato) Está claro: no es una política a corto plazo como todo lo que tiene que ver con la educación.
En lugar de "discoteca" habrá, en el bar de Harrods, todas las noches cuando cierre la última función, un espacio al que se denomina "Pequeña música nocturna", a cargo de músicos vinculados al teatro. Ellos son Sami Abadi, Ulises Conti, Diego Vainer, Bárbara Togander, Federico Marrale, Pablo Bronzini, Cheny Wa Gune, Sebastián Schachtel, Sergio Vainicoff, Pablo Agri, Jorge Haro, Gustavo García Mendy y Alejandro González Novoa.
Que la edición no propone ser vidriera de un vacío conceptual, lo demuestra una proposición como la de Babel, la biblioteca. Una experiencia pensada para que los espectadores experimenten la sonoridad particular de cada lengua, los textos (de lo más variados) serán leídos en su lengua original (de lo más variadas, también). Un lugar, además, de intercambio de las diversas comunidades que habitan nuestra ciudad.
Que las bibliotecas se integren de este modo al Festival es otro de los puntos positivos de la propuesta.
Otra apuesta para contrarrestar los megaeventos, será el Happy hour (lástima la nominación, ¿no?) que desde el martes 6 hasta el sábado 17, entre las 17 y las 19, en Harrods, propondrá un encuentro informal entre artistas, público y demás participantes del FIBA. Una oportunidad para establecer vínculos entre los artistas de acá, de otros lares y el público en general. Y como la idea es que haya diálogo, habrá traductores en el lugar. Obviamente la apuesta es a contribuir con el intercambio de ideas y de experiencias.
Mesas redondas no hay. Lo que sí habrá es una serie de encuentros sobre políticas de coproducción y una jornada sobre teatro universitario y producción artística que organiza el IUNA.
Como los amantes del cine no faltan, también se propondrá Cámara Hamlet, un ciclo en el que se van a exhibir una larga lista de producciones inspiradas en la obra de William Shakespeare.
Algunas cosas hay para decir en torno de ciertas decisiones que son evidentemente políticas. Por ejemplo, que no se puede ver todo. El Festival está programado para elegir (en realidad es una práctica bien propia de la ciudad de Buenos Aires, ¿o alguien supone que es posible acceder a todas las propuestas que existen?), es decir, está pensado para que cada uno pueda organizarse su propio recorrido.
Otra de las cuestiones es que hay 22 obras internacionales y 26 nacionales. Las nacionales merecen un renglón aparte, porque para quienes no son asiduos espectadores de teatro seguramente los nombres serán un poco menos conocidos. Esta vez la selección vino por otro lado: otra decisión política. Un festival, todos lo sabemos, es un lugar de amplia exposición, ¿no es cierto?
Para dar sólo un ejemplo de esto que se dice, en la lista hay una obra que es primer trabajo de dramaturgia y primero de dirección. Y que quede claro: esto no disminuye el mérito. Por el contrario.
Otra decisión política tiene que ver con los descuentos en los precios de las entradas para los estudiantes y docentes de carreras artísticas públicas. La decisión puede tener un efecto multiplicador: que los que hacen teatro, los que se forman en escuelas públicas puedan reflexionar sobre su propia práctica, contrastarla con otras, polemizar, en fin, afirmar o transformar su mirada frente a la experiencia del diálogo con otras propuestas de lo más diversas.
¿Una mirada positiva con respecto al Festival? Sí, seguramente en el terreno de lo artístico, en el que tuvieron ingerencia sus directores. Ahora bien, hay otras cuestiones que, a pesar de las excelentes intenciones, no sabemos si van a funcionar. Por suerte, no tienen que ver con el público. ¡A disfrutar de este nuevo Festival!
NOTA:
Aún es posible conseguir localidades para algunos espectáculos. El listado puede consultarse haciendo click en el siguiente link: https://shop.tuentrada.com/Online/default.asp?sessionlanguage=ES&brand=FIBA