Grupo Km 29
Es un paraje en la Ruta Nacional 3 que conecta la Capital Federal y varias zonas de la provincia de Bs. As.
Para nosotros es punto encuentro, partida y divergencia, nos resulta difícil evitarlo, porque vincula lo que a priori son dos extremos incompatibles, y en ellos vivimos los integrantes del Grupo. Es el espacio entre una cosa y la otra, ahí caben nuestras experiencias, prejuicios, vulnerabilidades, y expectativas.
Es un no lugar, un aeropuerto de chapa que atravesamos para encontrarnos cada vez. La ocupación de este espacio resulta una incitación a la duda y un cachetazo a la conquista de certezas.
Hasta el momento...
Saturado por los modelos endogámicos que propone la capital porteña, en febrero de este año comencé en el Centro de Día Casa Joven de González Catán una propuesta de entrenamiento físico y danza de nivel inicial para adolescentes sin experiencia. Deseaba mover algo en ellos y en mí. La recepción y el rebote sobre el trabajo revelaron un mundo ante nosotros que nos empujó a seguir inconcientemente ante cualquier pronóstico oficial.
Luego de unos meses intensos, decidí comenzar a producir un trabajo que incluyera un equipo artístico distintas áreas y un espacio acondicionado para contener este laboratorio, con vistas exponerse en el 2011.
Desde ese momento funcionamos como el Grupo Km 29. Entrenamos en capital y provincia viajando obstinadamente, con hallazgos en cada extremo, volviendo al movimiento en su potencia pura, nuestra fuerza motora absoluta.
Hoy, encontramos una sustancia que nos ocupada, nos desvela. Su crudeza lo invierte todo. Nos desarticula el pensamiento y consigue que nuestro recorrido se re-inicie, haciendo que los preconceptos de como se crea una obra pierdan sentido, que lo bello resulte un desdén y que las incertidumbres marquen el ritmo.
Es un paraje en la Ruta Nacional 3 que conecta la Capital Federal y varias zonas de la provincia de Bs. As.
Para nosotros es punto encuentro, partida y divergencia, nos resulta difícil evitarlo, porque vincula lo que a priori son dos extremos incompatibles, y en ellos vivimos los integrantes del Grupo. Es el espacio entre una cosa y la otra, ahí caben nuestras experiencias, prejuicios, vulnerabilidades, y expectativas.
Es un no lugar, un aeropuerto de chapa que atravesamos para encontrarnos cada vez. La ocupación de este espacio resulta una incitación a la duda y un cachetazo a la conquista de certezas.
Hasta el momento...
Saturado por los modelos endogámicos que propone la capital porteña, en febrero de este año comencé en el Centro de Día Casa Joven de González Catán una propuesta de entrenamiento físico y danza de nivel inicial para adolescentes sin experiencia. Deseaba mover algo en ellos y en mí. La recepción y el rebote sobre el trabajo revelaron un mundo ante nosotros que nos empujó a seguir inconcientemente ante cualquier pronóstico oficial.
Luego de unos meses intensos, decidí comenzar a producir un trabajo que incluyera un equipo artístico distintas áreas y un espacio acondicionado para contener este laboratorio, con vistas exponerse en el 2011.
Desde ese momento funcionamos como el Grupo Km 29. Entrenamos en capital y provincia viajando obstinadamente, con hallazgos en cada extremo, volviendo al movimiento en su potencia pura, nuestra fuerza motora absoluta.
Hoy, encontramos una sustancia que nos ocupada, nos desvela. Su crudeza lo invierte todo. Nos desarticula el pensamiento y consigue que nuestro recorrido se re-inicie, haciendo que los preconceptos de como se crea una obra pierdan sentido, que lo bello resulte un desdén y que las incertidumbres marquen el ritmo.