La Pulpera de Santa Lucía - Leyenda sobre la dramática Buenos Ayres de 1840

Durante cinco semanas del año 1840, la ciudad de Buenos Ayres quedó en manos de la mazorca. Las personas se mantenían en sus casas con los postigos cerrados. Las calles estaban desiertas, silenciosas... La campaña del general Lavalle, la insurrección del Sud, la coalición del norte, la intervención extranjera, la conspiración de Maza, provocaron una furiosa reacción federal. Son semanas muy agitadas en la Buenos Ayres de 1840, la violencia entre Federales y Unitarios, entre Federales y Federales y con cualquiera que se atreva a disentir con la Mazorca ha escalado a niveles que se desconocían hasta entonces.
Los que alguna vez hayan tenido la fantasía de pasearse en una noche oscura a las orillas del Río de la Plata, en lo que se llama el Bajo en Buenos Ayres, habrán podido conocer todo lo que ese paraje tiene de triste, de melancólico, y de imponente al mismo tiempo. Entre las sombras, los hombres que caminaban sin cambiarse una sola palabra por la costa del Río en dirección a Barracas, a las once de la noche y con designio de emigrar de la patria, cometían uno de los crímenes que con la muerte se castigaba irremediablemente, el de la lesa tiranía.
Luego de una larga cabalgata desde la Banda Oriental, Facundo Larrazábal “El Unitario”, se encuentra en Buenos Ayres para cumplir con la misión que tenía asignada cerca del puerto, habiendo cumplido parte de su trabajo, se dispone a buscar a Dionisia Miranda "La Pulpera de Santa Lucía" para llevársela con él.