Este proyecto intenta recuperar el cuerpo como agencia principal de producción sonora y centro de interés escénico, en respuesta a la pasividad corporal habitual en la música producida con tecnología, y a sus vínculos con la ergonomía como herramienta de auto-explotación en el mundo digital del trabajo. Tres músicos se someterán a pruebas de resiliencia, concentración, resistencia y coordinación grupal como parte de los procesos físicos que generarán las sonoridades de la pieza. Combinando esta intensa actividad física con electrónica en tiempo real, dispositivos sónicos artesanales, técnicas de microfoneo no convencionales y Foley en vivo, la pieza toma algunos elementos formales de la ópera como el aria, el recitativo o la escenografía para reformularlos en clave de performance contemporánea. Así, una voz instruye a los músicos cómo administrar mejor sus fuerzas y corregir sus posturas para volverse más eficientes, pero los cuerpos deben decidir entre la ergonomía o la performance.