Yo soy don Quijote de la Mancha

De Cervantes a Piazzolla. Del Quijote al loco de la balada, dos actores cabalgando a la aventura.

Un Quijote de cuerpo porteño que es capaz de utilizar la “Balada para un loco” para llamar desde el Obelisco a un lugar de La Mancha.

Un hombre con unas mejillas hundidas, sin muelas, una cara tan flaca que esas mejillas parece que se están besando por dentro de la boca. Un individuo cansado, con montones de parches para poder seguir adelante, auxiliado por un escudero que le da fuerza. Porque Sancho Panza tiene una fuerza que Quijote no tiene, entonces entre los dos arman una obra.

Ahora, ese hombre, ¿Cómo se articula con nuestra “Balada para un loco”?

Por algo de la realidad y la ilusión entretejidas, que nos convoca y que sabemos mirar a través del placer del asombro.

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