¡Opa La Lá!

Dos hombres. Seres representativos de los don nadie en una atmósfera rural.
Se abre un diálogo filoso, en boca de estos dos tipos. Por debajo de todo este ruido dialéctico, una verdad trágica puja por salir a la luz.
Es una sátira sobre el deseo de “pertenecer”, de formar parte de una yunta, una tribu, a cualquier precio. Una pieza diabólica y corrosiva que ancla su mirada sobre la polarización y el abuso en la humanidad. Con humor desconcertante y giros sorprendentes, también es un canto a la incoherencia de una relación entre dos personajes que –más allá de la parodia– quizá no nos resulte tan ajena como pensamos.