Felipe II

En noviembre de 1825 llega a Buenos Aires un grupo de actores españoles, entre ellos se encuentra la primera dama María Teresa Samaniego. En esta puesta encarna al tirano monarca, quebrando la antigua convención que solamente permitía a las actrices el cambio de sexo cuando se trataba de jóvenes galanes (en Pablo y Virginia el rol del primero lo hacía una mujer).

El público y la crítica pedían que la actriz se quedara para 1826 pero la empresa que maneja el Coliseo Provisional no arregla con ella cuestiones de repertorio.