Saboreando miel en el filo de un cuchillo

Todavía tenemos prejuicios en la vida. Y…en el teatro…también.

Juzgamos apresuradamente el accionar de las personas, de nuestros semejantes, sin ver qué fue lo que motivó una hueca tontería o la estúpida vanidad, el pecado del error, la ferocidad de la ira o la llama de la valentía, o quizás, un alado heroísmo o el altruismo más luminoso.

Lo mismo sucede con los personajes en escena, donde podemos caer en los clichés conocidos de la buena y la villana, la víctima y la heroína... o lo que llamamos “la mala de la película”…. en nuestro caso, “la mala de la opera”.

Es por ello que nuestro espectáculo tiene una mirada diferente sobre personajes femeninos fascinantes de la lírica, que no queremos juzgarlos más con un frío rótulo. Queremos verlos con ojos que observen más allá de sus ocasos y sus auroras.

Queremos ver a las mujeres, a las mujeres reales… no a las mártires, no a los monstruos, o los lánguidos espíritus con llanto o solo sus corazones con dientes ambiciosos; sino mirar a las mujeres con toda su humanidad, mujeres de carne y hueso.

Queremos oír su voz, pero no como la voz de las sirenas, las cuales han sido asociadas a un peligro sensual para ejercer una fascinación y encantamiento misterioso para su propio beneficio; que como bellísimos monstruos, combinaban lo imposible con lo prohibido, despertando pasiones sin frenos ni cauces, engañando o hechizando; sino “oír” sus razones más profundas, sus inseguridades, sus vergüenzas, sus miedos a amar, incluso…. suicidándose por “el amor”….oír, de ellas su verdadera voz, su música.

Para ello nos hemos unido entre mujeres, para realizar esta “visión esencialmente humana”.

Marianela Giménez Finocchiaro, con su bello y amplísimo registro de voz, encarnará varios de los personajes más famosos, complejos y exóticos en diversas arias de las operas como Turandot (Puccini), Abigaille de Nabucco (Verdi), Dalila de Sansón y Dalila (Saint Saëns), Tosca (Puccini), Lady Macbeth (Verdi) y Mda. Butterfly (Puccini).

Nina Rapp en la Dirección Musical e interpretando al piano cada fragmento nos brinda su excelencia; y Mariana Pace en la Dirección y Creación Escénica, tanto en los relatos como en los imágenes editadas, lo visual y vestuario, abordando el concepto de relato-estético con creatividad.

La propuesta va más allá de la idea del concierto, con una manifestación escénico-musical, pues el énfasis está tanto en la sonoridad como en lo actoral, en la música como en lo visual.

Por medio de recursos plásticos, el uso de colores intensos en los atuendos y las imágenes proyectadas tanto históricas como abstractas, forman un “fondo-marco” para abrazar lo vocal.

Las mujeres aquí encarnadas, son criaturas de incomprendida y solitaria libertad, que se atreven a ser distintas y por lo tanto, perduran inmortales.

Sin caer en los estereotipos dónde nuestras “damas de la Opera” son solo malvadas o valientes bellezas, combinando como dijimos lo imposible con lo prohibido, lo voluptuoso y lo fatuo, embrujando, volviendo cobarde al héroe y valeroso al niño, enamorando … ; dónde solo se las hace aparecer despojadas de su amor o de su dolor, autodesterradas de sus sueños…

¿Quién puede juzgarlas por amar u odiar intensamente en las profundidades de su alma, pagando por ello sus consecuencias?

¿Quién puede juzgar su vanidad, queriendo disputar nuestra atención, (como todo artista quiere), mendigando ser queridas; tan frías como dulces, tan feroces o como fieles?

¿Quién puede decir, que ninguna mujer nunca abandonó sus sueños y se ahogó por ello?

Y citando a Charles Baudelaire:

¿Quién puede juzgar esas almas poderosas de las damas de la Opera que esperan besos de los Titanes?

¿Quién puede decir que toda mujer, no saboreó miel en el filo de un cuchillo?

Mariana Pace.-

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