Nuremberg

NÜREMBERG es juicio más emoción violenta.
Un SKINHEAD a punto de cometer un atentado.
Lo acosan sus fantasmas y exorciza profundos sentimientos.
Si se pega un tiro, ¿lo lamentamos?
El odio distribuye un dividendo elevado en sentimiento emocional.
¿Adónde nos lleva?

Las variaciones emocionales que transita el único personaje de la obra se presentan y enseguida comienzan a dialogar entre sí. Los fantasmas del pasado pasan a formar parte del presente para modificar inexorablemente el futuro.
El personaje nos interna en el odio, el racismo, en dogmas asimilados con una acumulación de sufrimientos. ¿Podemos llegar a sentir empatía por este joven? ¿Podemos redimirlo?
Él mismo manifiesta en sus palabras vivencias que nos son familiares. ¿Podemos ser nosotros mismos capaces de engendrar un sentimiento tan destructivo?
Mientras tanto, sucede. El fascismo se oculta y emerge en esta marea de la vida en sociedad. La violencia está latente. Anida en cualquiera. ¿Quién puede despertarla? ¿Quién quiere despertarla? ¿Quién la estimula? ¿Podemos razonar con la violencia?
Las preguntas son estímulos. El relato se hace carne y se completa en la acción. Se planta ante nosotros y se transforma con nosotros. Se fragmenta como se fragmenta la mente, el corazón y el alma de nuestro protagonista.

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