El amargo sabor del desamparo

Justo y Chantal conforman una adorable y decorosa alianza matrimonial. La pareja feliz se maquilla y decora, irradia su brillo sobre el casco de estancia inteligente. Si, ya están casi listos para recibir a Faustino y Ruperta, fundirse en un abrazo de reencuentro y disfrutar de una deliciosa ración de carne humana (blanca, asada, de exportación, a tono con la ocasión). Pero, suena el timbre, lo monstruoso aparece y trastorna la velada.