Las bodas de Fígaro

Al promediar su período en Viena, una ciudad que de a poco comenzaba a ignorarlo, Mozart tuvo ¿el poco tino? de inspirarse en una obra prohibida ya en esa ciudad: La folle journée, ou le mariage de Figaro de Beaumarchais. En palabras de Napoleón, Fígaro fue “la Revolución Francesa puesta en marcha”. De la mano de Lorenzo Da Ponte –libretista–, la ópera disfraza de comedia un ataque a la moral aristocrática. “Si quiere bailar, señor condesito” seguramente incomodó a muchos. Pronto en Praga se comenzó a vivir una verdadera figaromanía: en sus calles se lo silbaba y se lo canturreaba. Felizmente esta fascinación impuso la obra en el repertorio clásico.

1 Histórico de funciones