Ladran, luego cabalgamos

Se trata de un espectáculo teatral, con una apuesta por el trabajo físico, unido a la palabra y a la memoria. En ella se traza un recorrido emocional por diversos lugares y situaciones de la historia. Es por ello que marca un agudo paralelismo entre los acontecimientos de nuestro país, en los momentos previos a la Guerra Civil del 36, y la actual coyuntura social. La idea es encontrar los motivos de la lucha antifascista del pueblo, de la unidad de los trabajadores y trabajadoras para conseguir su felicidad. Pero también la dignidad de todo un pueblo. La internacional representada en la figura de un chino comunista. Cuya presencia es capaz de desintegrar viejos prejuicios.

Reavivar los momentos históricos, los poemas y canciones que permanecen como legado de nuestros abuelos, es el motor de un grupo de jóvenes: idealistas, enamorados, utópicos, divertidos, comprometidos y luchadores. Un grupo que toma conciencia de su historia para construir un camino al porvenir. Contra la crisis de valores de nuestros días, estos jóvenes caminan sobre la base sólida de la cultura. La cultura, como "arma cargada de futuro". El teatro como un medio capaz de despertar anhelos, inquietudes, reflexión, pasiones o conversaciones entre semejantes.

Así pues, sin una narrativa lineal al uso, los vaivenes de la obra llevan a sus personajes desde la rebelión de las mujeres asturianas en el 34, hasta la canción protesta contra dictadores; desde los discursos de Buenaventura Durruti a los mensajes de Anonymous en la Red. De la poesía de Miguel Hernández, a las barricadas en las Acamapadas del 15-M.

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