Stéfano

Stéfano, músico napolitano, llegó a la Argentina en busca de estabilidad económica y renombre profesional (su mayor aspiración era componer una ópera que lo convertiría en una celebridad) Se casó con una argentina, tuvo hijos y, ya mayor, ve como se le pasa la vida sin lograr ninguno de sus objetivos. Tras enterarse de que ha perdido su puesto en la orquesta porque hace "la cabra" (ya no tiene aire en sus pulmones, es decir, ya no sirve como trombonista), y frente a la incomprensión de su familia, su vida pierde sentido. Consciente de que no ha podido realizar ninguno de sus sueños de juventud, su espacio vital se estrecha, siente que ya no hay un lugar en el mundo para él, y muere. El conflicto se manifiesta con la tensión que se produce entre el deseo por el arte como concreción espiritual de la vida y los modos de la supervivencia que exige la realidad.

La obra abre una ventana a un pasado que, en parte, ayuda a explicar algunos rasgos de nuestra manera de ser, sobre todo social. Es el mundo de los inmigrantes pobres (los padres de Stéfano son campesinos), el de las ilusiones forjadas en torno de una América de quimeras y dinero fácil, el encuentro con la realidad no siempre amable, el sentimiento del desarraigo, Por otra parte, el drama de Stéfano visto hoy, transciende la época y se convierte en la pintura atroz y aleccionadora de un hombre enceguecido por ideales. Tras él arrastra a sus padres que lo siguen sin desearlo en busca del ideal del hijo y a su esposa e hijos que soportan las vicisitudes de la vida de artista.


Hablar de grotesco criollo es hablar de uno de los géneros teatrales más descriptivos y determinantes de un periodo histórico en la Argentina. Este género de la década del 20 impulsa y pone al teatro argentino en una jerarquía mundial. La propuesta entonces es encontrar e ir al alma misma del grotesco y desde allí proponer una puesta estrictamente tradicional y respetuosa de todo lo que implica este género.