(Una compadrada tanguera)
Dos compadritos, en ausencia de la mina, que los abandonó, representan la historia de la Juana y Garabito, una pareja, en la que él es un cafishio y vividor y ella, cansada de trabajar para que él le saque hasta el último peso decide irse del bulín, pero al final terminan unidos a través de los recuerdos que les despierta el retrato del pibe.
La pieza original es un “entremés orillero en verso -según lo indica Beatriz Seibel, en el prólogo de su libro “Antología de obras de teatro argentino. Desde sus orígenes a la actualidad. Tomo 8 (1902-1910). Obras del siglo XX: 1º década – III”, publicado por el Instituto Nacional del Teatro (INT)- de José González Castillo estrenado el 9 de noviembre de 1908, en el teatro Argentino, por la compañía Florencio Parravicini. Es un excelente y breve diálogo tragicómico para dos actores, que fue interpretado originalmente por Lucrecia Borda y Enrique Muiño.
La acción se desarrolla en una pieza de conventillo, “bulín bastante mistongo”, aunque de aspecto “sencillo”, de un modesto conventillo en el barrio del mondongo (por aquellos años ese barrio estaba ubicado en las afueras de la ciudad de La Plata, en una zona de frigoríficos).