Un difunto y trece contentos

El viejo Florentino ha muerto ¡Que vaina más jodida!
Preciso en la noche de Guacherna, sus dolientes asisten al velorio para despedirlo, el desfile de hipocresía, humor y verdad se hace presente, desde la viuda que descubre la terrible deuda en mujeres de la vida alegre y trago que su marido le ha dejado, y que no tiene idea de cómo hará para pagarlas, hasta el gorrero al cual, poco o nada le importa la identidad del difunto siempre y cuando haya comida y trago.
Los rostros dobles, la calentura de una vieja que está por salir del closet y aceptar su roll como bandida, las múltiples infidelidades del difunto, los amigos que huyen a la voz de ¿Me prestas plata? Y la comicidad costumbrista costeña, hacen el devenir de humor y sarcasmo en una historia que nada tiene que ver con la muerte y la tristeza.
"un funeral hecho comedia"