Una lluvia Irlandesa

Dos seres reales en un café real.
En una mesa de bar, una pareja vive los momentos más significativos que han pasado juntos, desde su primer encuentro hasta su separación.

Una lluvia irlandesa sitúa al espectador como si estuviera espiando a través de una cerradura, o desde una ventana, ese mundo tan privado y único que es la pareja.

Retomando su gusto por los espacios no convencionales Percovich pone en escena Una Lluvia Irlandesa en un café real. Bar Tabaré se transforma esta vez en el café imaginado por Pere Peyró. El espacio por excelencia del encuentro, de la charla y hasta de la confesión.

Ella mira por la ventana la lluvia, Él la ve en el bar.

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