Puede ser visto como un drama entrelazado con escenas cómicas y líricas. Una búsqueda existencial que hace a algunos espectadores llorar y otros confesar que casi lloran. El lirismo es notable cuando Juan dialoga con el público que, sin darse cuenta, asume cada vez más el rol del psicoanalista; cuando mueve de forma justa sus zapatos en el escenario; cuando juega con el banco de madera de manera magistral; cuando habla de su abuelo, con los ojos brillando por la felicidad reencontrada, recordando la faceta feliz de su niñez. Este es el clímax de la pieza: Juan usa una larga camisa decorada con lucecitas y caracoles mientras canta, en varios ritmos, la canción ?Caracoles de colores?, del cantautor colombiano Diomedes Díaz. En este momento, el actor Alejandro Vásquez entra en el corazón del espectador definitivamente.