La Consagración de la primavera

En "Consagración de la primavera" Chouinard construye solos interpretativos, contra la costumbre de los coreógrafos que habían desarrollado la célebre pieza de Igor Stravinsky.

Tras un intermedio, la presentación de "Consagración de la primavera", evoca una explosión de luz y de vida.
Contra la costumbre de los coreógrafos que han abordado antes la célebre pieza de Igor Stravinsky que marcó la entrada de la modernidad en la danza, Chouinard construyó su propia "Consagración de la primavera" a través de solos. Su versión toma la pulsación telúrica del ritmo stravinskiano y la sitúa en resonancia con su propia gestualidad.
La música de Stravinski sugiere ese mundo de sensualidad y pasión que Chouinard encauza mediante una coreografía en la que 10 bailarines - hombres y mujeres- ejecutan con precisión inusitada unos movimientos en los que las simetrías parecen contener una fogosidad poderosa, ritual y casi salvaje, inquietante, que resulta, sin embargo, más gozosa que amenazadora.