Del 13 al 28 de julio se desarrollará el 5° Festival Internacional de Títeres Al Sur, organizado por el Grupo de Teatro Catalinas Sur. En esta ocasión, el encuentro lleva el título de 5° Festival, Cinco continentes,ya que los organizadores han logrado traer representantes también de Oceanía, una deuda pendiente, el único continente que nunca había participado. Cada edición de este impresionante festival lleva dos años de preparación y tiene la impronta de la desmesura que propone el teatro comunitario, y el deseo de estar presente en lugares de la ciudad que, por diversas razones, no tienen demasiado contacto con el arte y están muy postergadas. Cabe destacar que el 80% de las funciones es gratuito y que el precio de la entrada del 20% restante es de $35 para los menores y $50 para los adultos. Todo ello en el marco del cumpleaños número 30 del Grupo de Teatro Catalinas Sur, que inicia, con este festival, su año de festejos. Con un enorme desfile de apertura, que en esta ocasión partirá del puente transbordador, en La Boca, comenzará este festival, uno de los más grandes de la Argentina y el único con estas características. Ximena Bianchi, Gonzalo Guevara y Verónica Sabán, directores, curadores y productores, cuentan en esta nota cómo será esta vez.
-¿Por qué 5° Festival, cinco continentes? ¿Era una idea que ya venía de antes, verdad? En el 4° habían traído producciones de cuatro continentes.
Ximena Bianchi: -Sí: la teníamos desde el festival pasado y era un desafío para éste, que se enmarca, además, en los festejos por los 30 años del Grupo de Teatro Catalinas Sur. Con este festival, además, damos inicio a los festejos. Fue también en julio, en 1983, que se hizo el primer evento de Catalinas. Así que la celebración comienza a hora y termina en julio del año que viene. Respecto de esta idea de los cinco continentes, no se trata de una título meramente marketinero, sino también de elegir buen material para traer, diferentes técnicas. Por ejemplo, vienen al festival unos titiriteros de Indonesia. Allí hay una tradición que tiene que ver con las músicas, con los instrumentos autóctonos. Y nosotros buscábamos las diferentes identidades, algo así como la desglobalización.
-¿Ese es un criterio que tuvieron siempre? ¿Qué buscan cuando hacen la curación del festival? ¿Les enseñaron algo los festivales anteriores?
X:B: -Es importante para nosotros que haya diferentes técnicas. Que el espectador pueda conocer diferentes propuestas. Eso es lo fundamental: un paneo de lo que existe, para que el público no vea únicamente un títere de guante o uno de mesa. Que aparezcan propuestas modernas y otras más clásicas. Una mezcla de todo eso. Que el mundo de los títeres se vea reflejado en toda su dimensión. También es importante lo de la identidad.
-¿Cómo se produce este festival? ¿Cómo se genera esto? ¿Cuánto tiempo les lleva?
Gonzalo Guevara: -Además de lo que decía Ximena, en relación a los invitados, otro de los criterios es que sean buena gente. Si comienzo a escribirme con uno y me doy cuenta de que no es buena gente, no lo invitamos a venir al festival. Necesitamos que comparta nuestros valores y la mirada que tenemos del arte. Por ahí es muy lindo lo que hace, pero si tiene una visión muy comercial o muy fría no va a cuajar en el festival. Hay muchas cosas que se descartan con ese criterio.
X.B.: -Necesitamos que puedan entender que no importa el lugar a donde te lleven, vos tenés que dar lo mejor.
G.G.: -Son importantes las dos cosas. Quiero decir: un tipo que comparta la ideología, pero cuyo espectáculo no esté bueno, tampoco va a entrar. Nos somos veedores de nadie, a la hora de juzgar a espectáculo, pero sí nos interesan los dos aspectos.
-Los curadores son ustedes tres.
X. B: -Sí.
-Y desde la producción, ¿cómo lo organizan?
G.G.:- Ni bien termina una festival comenzamos a preparar el siguiente.
X.B.: Los materiales, así, en cantidad, empiezan a llegar un año antes.
G.G.: - Pero hay que buscar la guita, repensar los lugares, luego ver el material? Lleva tiempo. Mucho tiempo. Clasificarlo por país, por técnica. Luego, hay cosas que nos encantan, pero que por sus características técnicas no podemos traer. La mayoría son espectáculos que se puedan hacer un día en Catalinas, en donde está todo lo técnicamente necesario, y también en la villa 20 o en un comedor.
Verónica Sabán: - Deben ser producciones que se puedan llevar a diferentes lugares. El festival tiene sedes que son salas de teatro y también otras que son espacios comunitarios, hospitales, bibliotecas, es decir, algunos espacios convencionales y otros no. El espectáculo tiene que poder adaptarse a los diferentes lugares y públicos.
X.B.: -No quiere decir que todos los espectáculos vayan a rotar por todos los espacios. Alguno que otro no podrá adaptarse y, como queremos que esté, porque nos parece importante, lo traeremos, pero lo que sí es condición es que todos deben adaptarse a la modalidad de tener funciones pagas y funciones gratuitas. Este año viene Philippe Genty, por ejemplo, y su espectáculo se hace sólo en Catalinas, debido a sus características técnicas. Pero hay una función gratis, también. La idea es que el dinero no sea la causa de que el público no venga. El que viene de a pie, con tres pibes, y anda corto, tiene la posibilidad de ver gratuitamente todos los espectáculos. Hay que pensar en muchas cosas a la hora de elegir y eso también depende de las sedes que tengamos cada vez. Es distinto un espectáculo que va a ser visto por adultos y niños que por chicos solos. Hay festivales en los que necesitamos más espectáculos para llevar a las sedes que para que estén en el Galpón de Catalinas, o más espectáculos para que vean pibes que nunca vieron teatro. En El Comedor Los Pibes ya podemos llevar cualquier cosa, por ejemplo, porque se han acostumbrado a ver títeres. Los mismos chicos de la organización ya aprendieron el código. Pero en otros lados aún no. A veces sabemos que en algunos lugares van a venir un montón de pibes que nunca fueron al teatro, que se van a levantar en el medio o se van a acercar a los títeres, no porque no les guste, sino porque no están habituados.
G.G.: -Van pasando cosas. A veces la gente pregunta “Che: ¿y este año no vienen sombras? ¿No vienen marionetas?”. Por un lado no podemos repetir siempre, pero algunas cosas sí las tenemos que repetir.
V.S.: -Incluso el ciclo de adultos nació con esta necesitad. En las primeras ediciones no lo teníamos. Y nos fuimos dando cuenta de que los adultos se re copaban con lo que venían a ver. A partir de ahí comenzamos a armar un ciclo de adultos que se fue consolidando. Hoy hay 16 funciones para adultos en el Festival, hecho que no es tan común.
G.G.: - Al principio se hacía con lo que había, es decir: si los que venían tenían, además del espectáculo apto para todo público, algo para adultos, lo presentaban. Ahora eso se cura aparte. Hay espectáculos que vienen únicamente para el ciclo de adultos.
-¿Agregaron sedes?
X.B: -Cambiamos algunas. Tenemos El Galpón de Catalinas, el Circuito Cultural Barracas y El Comedor Los Pibes, que estuvieron siempre, la villa 20, que estuvo la edición pasada, y agregamos Los Pompas y el Club Alvear. No está este año la Sociedad Luz.
G.G.: -Lo de Los Pompas es interesante no sólo porque implica aliarse con un grupo hermano de teatro comunitario (Los Pompapetriyasos de Parque Patricios), sino porque allí donde está su sala había un supermercado chino. Es decir, se invirtió la lógica. En lugar de que haya supermercados ahí donde había teatros, hay un teatro en donde había un supermercado.
V.S.: - Hacemos, además, dos funciones en institutos de menores: el Roca y el San Martín. Para chicos que están alojados en esos lugares.
-¿Sienten con el correr de los años el festival jerarquiza el lenguaje de los títeres?
X.B.: -Creemos que jerarquiza y que el público encuentra un mundo que estaba como oculto. Se empieza a impactar en los espectadores jóvenes, niños y adultos. Mucha gente empezó a ver títeres de otra manera.
-Y el hecho de que sea un grupo de teatro comunitario también es importante. Un festival tan grande? Creo que esto jerarquiza, también, el trabajo del teatro comunitario.
X.B.: -El hecho de que haya tanta gente tirando para el mismo lado, como sucede en el teatro comunitario, y buscando alternativas, concreta cosas que en otros ámbitos se pueden realizar o bien cuando hay mucho dinero o bien desde una organización del Estado.
G.G.: - De hecho creo que el teatro comunitario cubre aquí un espacio que debería cubrir el Estado.
V.S.: Este festival es una alternativa para todo el circuito de vacaciones de invierno. Surgió, incluso, con esa idea. Empezamos a trabajar en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, porque veíamos que estaba totalmente relegada. La gente sentía que no tenía acceso a ningún tipo de espectáculo, por más que se tomara un colectivo y fuera al centro. El costo de las entradas de esos espectáculos hacía bastante difícil que accediera. Nuestro festival nació con esa idea. Después creció, pero esa línea y otras cuestiones importantes se mantuvieron. Hay un gran porcentaje de espectáculos que son con entrada gratuita, y el resto tiene un costo súper popular. Queremos que la gente se acerque.
X.B.: - De todas maneras, nobleza obliga, debemos decir que no se podría organizar sin ese apoyo económico. Mixturamos, por supuesto, y hay mucho trabajo atrás, mucha historia, mucha manera de conseguir dinero de aportes privados y del Estado, pero el Festival cuenta con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, a través de la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia. De lo contrario hoy no se podría hacer. No sé si el festival cubre un espacio del cual debería ocuparse el Estado. Lo que sí creo es que el Estado debería aliarse con organizaciones de los barrios con anclaje territorial y poner recursos para que gente que se dedica a eso y sabe de lo que está hablando pueda desarrollar su tarea.
V.S.: -Además del de la SENAF, que es fundamental, contamos también con otros apoyos. El evento de apertura está auspiciado por Acumar, que es la agencia de la cuenca Matanza Riachuelo, un organismo tripartito de Provincia de Buenos Aires, Capital y Nación que se ocupa de fomentar la recuperación del Riachuelo. Tenemos apoyos de Proteatro, del Instituto Nacional del Teatro, de la Fundación Metrogás, de UNICEF y de algunas embajadas que nos dieron la posibilidad de que vinieran elencos de sus países: Francia, Indonesia, Colombia y México.
- ¿En alguna de las sedes ha surgido la necesidad de hacer títeres ahí?
X.B.: -En la 20 hacemos, desde hace 3 años, talleres de títeres, de circo, de plástica y de percusión. Y a veces hacen cosas. Lo que sí sucede es que ahora ya sienten el festival como propio. El año que no hay festival los traemos al teatro en vacaciones de invierno porque lo piden. El año pasado ocurrió algo para contar. Un día había 110 pibes y yo pregunté: “¿Quiénes fueron alguna vez al teatro?”. Todos levantaron la mano. Luego pregunté: “¿Cuántos de ustedes fueron a algún otro teatro que no sea Catalinas?”. Levantaron la mano 10. De esos 10, sólo 2 habían ido a ver un espectáculo que no era ni de Catalinas ni del Festival. Los otros 8 habían ido con la escuela a conocer una sala, no a ver un espectáculo. Nos damos cuenta de que si esta propuesta no existiera muchos chicos no tendrían nunca la posibilidad de ir al teatro.
-¿Cómo será el evento de apertura?
X.B: -La apertura empieza en el puente transbordador. A las 13.30 toca la orquesta atípica de Catalinas Sur, que tiene 60 músicos, con alguna que otra sorpresa. Va a haber una performance a aérea en el puente. Luego arranca el desfile que tomará por Almirante Brown?
-Cambiaron el recorrido.
X.B.: -Sí. Va por allí hasta Olavarría, hace una cuadra hasta Martín Rodríguez, luego va hasta Aristóbulo del Valle y de ahí hasta las cinco esquinas, y luego hasta el Galpón de Catalinas. Estos lugares son paradas en las que habrá diferentes propuestas artísticas. Participará un espectáculo de Morenada, de la comunidad boliviana, con bailes típicos y desfile, van a participar los talleres de Catalinas, de la Orquesta Atípica y de la escuela de música, va a estar el grupo de adolescentes de Catalinas, el de niños, también. Estará un grupo de gaitas y acordeones del barrio que tocará música gallega. Las paradas serán en el puente transbordador, en las cinco esquinas y en la puerta de teatro, en donde el grupo Catalinas cantará una canción con todos sus integrantes y en donde habrá una pequeña varieté de títeres.
-Siempre hay dudas respecto de cuánto tiempo antes se retiran las entradas para los espectáculos gratuitos.
V.S: :-Dos horas antes. Para todas las funciones gratuitas es así.
X.B: -Es importante destacar que las localidades son limitadas. Tenemos 200. La gente llega y saca entradas, pero no podemos superar la capacidad de la sala porque comienza a ser peligroso.
-¿De qué países vienen los elencos?
G.G: -Es la primera vez que hay tanta variedad de técnicas. De Australia viene teatro negro. Costó mucho conseguir algo de Oceanía, algo que convocara, y lo encontramos. Vienen sombras de Indonesia (es la especialidad de allí). Es decir, habrá cosas bien interesantes. Dos grupos de marionetas de hilo, de Alemania y Rusia, teatro de objetos, con Philippe Genty y con los vascos chilenos, habrá guante, mesa, títeres chicos, títeres con el cuerpo, títeres grandes. Este año realmente hay un poco de cada cosa.
-¿Cómo es la interrelación entre los que vienen? ¿Mantienen aquello de comer todos juntos en el Galpón de Catalinas?
V.S.: - Sí. Es parte de la mística de este festival. Almorzamos todos juntos en el hall, los titiriteros con todos los técnicos y los compañeros que están trabajando y cenamos en el hotel en el que se alojan todos los titiriteros.
X.B.: - Es algo que nos dice mucho la gente que está acostumbrada a viajar por los festivales de primer nivel. Que vos llegás a un festival, te dan el caché, el dinero para comer y te ves con algún otro alguna vez, quizás. Vas a hacer función a tal lado, pero no existe aquello de compartir con otros titiriteros, ir a ver el espectáculo de otros. Eso le da un atractivo distinto a nuestro festival. Buscamos el encuentro, la transmisión de conocimientos, estar juntos.