Mucho hemos visto y escuchado sobre Marylin Monroe. Sobre sus esposos, amantes, adicciones y tantas otras cosas, pero nunca la hemos escuchado ni visto puertas adentro. Ignoramos su universo interior. Nadie es tan rubia, de Guillermo Difilippo, busca alejarse del estereotipo, de la circunstancia particular, y mostrar simplemente a una mujer con sus miedos, sus batallas ganadas y sus fracasos, contarnos sobe el segundo antes de morir, cuando la vida aparece como un todo delante de los ojos para provocarnos, recordándonos las cosas que nos marcaron y obligándonos entonces a la reflexión final y definitiva.