En un perdido y excusado rincón del infierno un ordenanza del inframundo nos llevará de excursión por el viejo y eterno juego de la comedia humana. Revueltas, pero no mezcladas, las máscaras sociales, como fichas de este juego de poder condenado, creen que van a alguna parte sobre un tablero olvidado que un pobre diablo manosea ante los espectadores.