Jueves, 01 de Enero de 2015
Miércoles, 02 de Junio de 2010

El circo del juego

Por Mónica Berman | Espectáculo Convivencia

Ejercer la convivencia implica vivir en compañía de otro u otros, en general en la misma casa, aunque puede extenderse en términos geográficos. En fin: el primero es el caso que nos compete. 

Un grupo de jóvenes están ahí, mientras uno se va acomodando y percibe la línea bien definida entre el lugar de los intérpretes y el de los espectadores, por una exclusiva cuestión de seguridad mutua.
Están y parecen festejar el movimiento, la música, la vida, la energía.
Se visten como de calle. Nada de colores estridentes, ni de cuestiones simbólicas o maquillajes excesivos. No hay tampoco elementos cirqueros, ni una clava por acá o un trapecio por allá. Pero ¿no íbamos a ver circo?
Si cualquier propuesta teatral acepta el desafío de construir una escenografía para, por ejemplo, dar cuenta del lugar donde se desarrolla la acción, el circo-teatro tiene un problema extra: ¿cómo hacer para inscribir, en simultáneo, "casa" e incorporar allí, la tela, el trapecio, el palo chino?
¿Cómo, por otro lado, justificar la presencia y la relación con esos elementos en algo que se presenta como lugar en el que se habita? El grupo Impulso toma la decisión de establecer para cada incorporación un vínculo diferente, y para el "común", el objeto normal, que debería encontrarse en una casa (leáse, sillón) Lo hace devenir extraño, de tal manera que se tarda bastante en regresar a la percepción original del objeto en cuestión.
En Convivencia, todo se desplaza parcialmente: si nos dicen que hay circo, los malabares son un "número esperado". Y sí: ellos harán malabares, pero los construirán delante de los ojos del espectador, de a poco, lúdicamente, para luego deshacerlos y volverlos a su función primitiva.
Si la tela cuelga del centro del escenario y la intérprete revuelve una vieja valija que tiene antiguas fotos, ¿cómo llegará de la valija a la tela? Necesita desplazarse, porque su objeto está allí, a cierta distancia. No irá, como el lector ya se imagina, caminando. Y no se olvidará, al bajar, de las fotos.
Cuando le toque el turno al trapecio, quien se suba lo observará como si nunca se hubiera subido a ninguno, estará en él como si lo interrogara, como si estuviera experimentando sus posibilidades, hasta dónde colocarse sin perder el equilibrio, cómo tomarse, soltarse, hamacarse. Pero el trapecio y él aprenden a convivir muy rápidamente.
Es necesario decir que el trabajo sonoro, que incluye música y efectos de sonido, es otra apuesta central en Convivencia. Hablábamos antes de desplazamiento. También éste se produce en el ámbito auditivo. Los sonidos íntimos, pequeños, esos que sólo percibe nuestro oído porque está cerca de nuestra boca (morder una manzana, cepillarse los dientes) aquí se multiplican y convierten en otro signo del compartir lo que escasamente se comparte.
Un intérprete decide dormir acompañado por el sonido de la lluvia. Imposible. Su cuerpo se convierte en enemigo del reposo: desconoce la posición horizontal y lo voltea, lo gira, lo descoloca.
Leer un libro ¿no es un acto de lo más sencillo? No, por supuesto, en este caso, en que una fémina, insistente en el amor, obstaculiza la lectura y todo desplazamiento por el espacio se convierte en un equívoco de cuerpos que se amalgaman y se rechazan de manera constante.
En Convivencia no sólo se plantea temáticamente la cuestión del "vivir con", habitar un
mismo lugar, sino que también conviven el circo, el teatro, la danza, es decir, lo que se tematiza tiene correlato en el cruce de disciplinas o lenguajes.
Hasta podría pensarse, incluso, cuán difícil es incorporar otro integrante a la convivencia, cuando éste es rígido, alto y debe estar seriamente asegurado. Sin embargo, cuando toman al palo chino por asalto, podríamos creer que siempre estuvo allí, como si hubiera vivido ahí toda la vida. Claro... hasta que parte. Y siguen con otra cosa, que también seduce y convence.
El trabajo circense es impecable y la energía se percibe casi como material. Si se le suma la enorme dosis de humor y de juego desde principio a fin, debería concluirse que es el espectáculo prácticamente imperdible.

Publicado en: Críticas

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