Lunes, 23 de Abril de 2007
Una pieza discordante
Caballo en un incendio es un texto de Alfredo Rosembaun dirigido por Ita Scaramuzza, cuya característica principal es su devenir imprevisible.
De acuerdo con el título, la expectativa construye algún tipo de vínculo que intenta relacionar texto y paratexto. Y sería falso decir que no es así, tan falso como decir que sí lo es.
El caballo en el incendio se manifiesta, pero en el marco de un relato que parece (y nada es lo que parece) ocasional y poco significativo (al fin y al cabo se supone una narración “para entretenerse”).
En términos ¿descriptivos? puede hablarse de tres hombres, cada uno con un impecable traje, dos de ellos extrañamente similares entre sí. En relación a lo que se dice, lo que parece estar en juego es una entrevista de trabajo. Uno de ellos, incluso, la menciona. Una voz en off invita al principio (hacia el final deja de ser invitación) a una serie de nombres propios a presentarse en una oficina de personal. Allí hay hombres esperando una entrevista que puede proporcionarles un trabajo. Al menos ésa es la apariencia. Sin embargo, ciertos datos visibles no terminan de cerrar: actitudes, movimientos al unísono, gestualidad hiperbólica. Uno de los tres, el de traje diferente, no posee esos caracteres. Tal vez espere otra cosa...
Un poco después es el lexema “caballo” el que entra en escena y más tarde, algo que excede al lexema.
De manera constante se inscriben elementos que no pertenecen al conjunto que el espectador tiende inútilmente a construir. No sólo en el ámbito de las palabras. En los gestos, en los movimientos corporales, siempre hay algo que tiende a constituirse pieza discordante en este universo. La tensión deviene relajación y a la inversa. La mirada pacifista se vuelve violenta. La risa, absoluta seriedad y así sucesivamente.
En fin, hay un caballo en un incendio, en términos metafóricos, y ya se sabe: las metáforas siempre son polisémicas.
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