Juan Carlos Uviedo

Rebelde, desde muy joven eligió el arte para transgredirlo, pero también como medio para transgredir en la vida, para intentar abrir las mentes y la sensibilidad de los humanos, romper cánones sociales retrógrados, prejuicios que limitan la experiencia, pautas institucionales (religiosas, educacionales) que someten a las personas, y socavar cualquier tipo de opresión. También desde joven se hizo trotamundo para codearse con los grandes artistas que proponían y experimentaban, para aprender de ellos pero a la vez aportar su visión, producir y enseñar, organizar y crear, ayudar a formar jóvenes artistas que luego harían su propio camino con un extenso bagaje. Para multiplicar. Nunca lo que hizo fue esperando alabanzas y aplausos, ni siquiera para "gustar". Hizo lo que quiso hacer, y lo que creía que se debía hacer; su producción podía ser bienvenida o no. Si su transgresión provocaba desprecio e incluso odio en otros, no le preocupaba. Visitó lugares y países gobernados por fascistas, o donde los fascistas deambulaban impunemente, y eso no lo amedrentó. Estaba más satisfecho cuando sus hechos artísticos eran comentados en las secciones de policiales o sociales de los diarios que en la de espectáculos. Para él el teatro era una herramienta para provocar y movilizar. El templo TEATRO había que "demolerlo", había que llevar el teatro a otros espacios donde se pudiera involucrar a la gente. 

4 Espectáculos en los que participó