Los mirasoles

Un alegre patio provinciano sirve de marco al romance entre el abogado porteño y la joven soñadora de una típica familia provinciana de principios de siglo. Una ciudad norteña enmarca los hechos de esta obra de gran colorido, mágica ternura y su picardía típicamente lugareña, comienza con la presentación de los personajes.

Los criados: Regina y Baldomero con diálogos chispeantes y vulgarismos en su hablar, al igual que Don Mamerto el pretendiente de Azucena, la niña de la casa, demuestran imperfecciones propias de su nivel social y cultural.
Doña Mónica : madre afectuosa preocupada por el futuro de sus hijos, Manuel José, enviado a Bs. As. para estudiar abogacía y Azucena, por quien daría todo por verla feliz.
Don Cándido: el típico provinciano que aspira a ocupar un cargo político, atribuyendo su mala suerte a la deshonestidad de la política provincial.
Sofanor: personaje cómico de la obra, que pretende vivir los placeres de la vida, con la reprobación de toda la familia, pero que haría cualquier cualquier cosa por su sobrina Azucena.
El abuelo: es el equilibrio, el consejero de la familia, el moderador de la obra. Piensa que nadie debe aspirar a lo imposible y no cree que el porteño pueda hacer feliz a Azucena.
Dr Centeno: es un abogado joven que interpreta al porteño que desea escalar rápidamente una posición y para ello se entrega con todas sus fuerzas a la política.
Azucena: romántica y soñadora, no se resigna a la vida provinciana sin porvenir y sin brillo. El Dr Centeno la deslumbra pues ella cree que el concretará sus sueños.
Lucila y Eliberta: son las amigas de Azucena, jóvenes provincianas carentes de aspiraciones. Una de ellas solo desea tener marido para mandar a su antojo, y la otra se conforma con vivir en el lugar donde ha nacido.
Don Mamerto: es el típico pretendiente sin atractivos, poco despierto pero con dinero por lo cual los padres de Azucena lo miran con buena cara; le gusta hacer regalos útiles como melones y sandías.