Esta pieza de origen austríaco suscribe fuertemente a lo que se denomina como teatro posdramático. Este tipo de teatro no pretende generar una ilusoria realidad para la platea ni constituir orgánicamente personajes que viven y padecen aquello que representan ni hacer una construcción mimética de la escena. El teatro posdramático, tal como lo entiende la teatralidad europea, es el modo más contemporáneo posible para hacer un teatro consciente de sí mismo. El autor Ewald Palmetshofer, responsable de una de las piezas germanohablantes más intensas, se sirve de Hamlet -una vez más el pobre príncipe es utilizado- para dar cuenta de un mundo que envejece, de un futuro que se vuelve imposible porque las generaciones futuras siguen hipotecando sus vidas para saldar deudas de generaciones pasadas. -