Jueves, 01 de Enero de 2015
Sábado, 05 de Febrero de 2011

La experiencia indicada, para cambiar la inercia

Por Ale Cosin | Espectáculo La esquina indicada

Mariano Ast (Técnico Superior en Producción de Sonido y Grabación) y Leandro Tartaglia (Artista visual, performer, docente); responsables de La esquina indicada, tienen una trayectoria tan enorme en su corta vida -los dos han desplegado su profesión durante el comienzo de este siglo-, que sería engorroso detallar. Sin embargo, poseen la curiosidad y la humildad del que está ávido por seguir creando y compartiendo.

La esquina indicada es una performance móvil o, mejor dicho, una pieza de “teatro de sonido móvil”, como los dos autores la definen: “Cuando llegamos al final del trabajo y estábamos armando la postal con el texto de difusión, nos pusimos a pensar en cómo comunicar la obra lo más completa y sintéticamente posible. Entonces surgió ‘teatro de sonido móvil’, un intento de definir el género en el que estamos. También hay otros formatos que están presentes, como el cine o la performance, y el teatro, claro”.
Fundamentalmente, es una experiencia en la que el espectador viaja “en” una road movie real, es decir, recorre, sentado en un auto junto a dos espectadores más y al conductor-director, una zona de la ciudad elegida como parte de un guión, el cual se desarrolla mediante la estrategia de un programa de radio muy especial, programa que los espectadores escuchan usando auriculares. Durante la obra rodante, un verdadero docuficción, el espectador debe reestructurar su percepción o capacidad de goce estético, permitiendo que todos los sentidos (incluso el “kinético”) estén presentes, para aprehender más ampliamente los estímulos que propone la obra, pero también todo lo que la rodea: al mismo tiempo se manifiestan la calle y sus personajes y sus olores, el clima, el andar del automóvil (un Fiat 1600), los compañeros de ruta, las voces juveniles y la variedad de sonidos que se escuchan por los auriculares, las historias que se cuentan, la música maravillosa, los propios sonidos internos...
En vez de describirla, tarea casi imposible, conversamos un poco con uno de los artífices: Leandro Tartaglia:

-Contanos el origen de La esquina...

-El trabajo surgió como idea entre medio de otros trabajos que hicimos juntos. Hace varios años (desde 2004) que realizo con Mariano (Ast) los proyectos de sonido que conforman algunas de mis obras que se han presentado no sólo en Argentina sino en Estados Unidos, México y España. Mariano me contaba sobre sistemas de sonido que mejorarían el efecto espacial buscado en las piezas. Investigamos y empezamos a desarrollar esa tecnología: halofonía. Luego surgió la idea de un programa de radio como estructura de guión, donde se pudiera comunicar, informar y crear ficción. Quería trabajar con un formato que pudiese repetirse, y que pudiese ser estructura de difusión de otros trabajos. El formato de un programa de radio le dio rumbo a todo lo que veníamos pensando: qué recorrido, qué texto, qué tipo de programa, qué información.

-¿Qué esperabas causar con la obra?

-Que el público baje satisfecho de ver-escuchar un buen espectáculo, es el punto de partida. Que funcione con distintos públicos también me interesa. Hay dos puntas que buscamos: una tiene que ver con la experiencia en sí misma, y es que la obra reconecta desde otro lado al espectador con el entorno, que no es otra cosa que nuestra ciudad. Hay como un filtro que permite que el espacio naturalizado lo puedas ver desde otro ángulo. La otra línea de búsqueda, que se vincula con la anterior, es que la obra tenga información en el sentido más directo de la palabra: que escuches o veas producciones que hicieron otros. Estos elementos datan la obra en un momento de la historia, la vinculan con la actualidad, que es otro elemento que me interesa poner en escena. Combinar música, historia y literatura y poder contar quiénes son los autores... Por eso es adecuado el formato radial. Cuando escuchas un archivo radial (recital, documento, texto) el sonido trae la información de aquella época. Imagino que a este trabajo, a diferencia de otros anteriores que hicimos, le puede suceder el mismo efecto histórico. Creo que abre muchas puertas que tenemos que continuar e investigar. La idea es, cada 6 meses por ejemplo, tener una nueva emisión en otro lugar de la ciudad. Ya empezamos a trabajar. Esta primera emisión comenzó hace dos meses, en enero paramos para descansar y en febrero volvemos a la calle.

-¿La producción es de los dos?

-Sí. Mariano se encargó del diseño de sonido y yo del guión y de la dirección. Él puso equipos, yo compré el auto.

-¿Cómo trabajaron los textos, el guión? ¿Pensaron en un programa de radio en especial o eso fue saliendo del acervo de cada uno? ¿Qué radio escuchan ustedes?

-Si bien muchas partes del audio son producto de la improvisación, empecé escribiendo un guión con secciones muy precisas que se fueron ensayando y que lentamente fuimos naturalizando. Me interesan un registro más natural (no leído) y otro más artificial (leído). Ninguno de los que actúa (Pablo Accinelli, Violeta Kesselman, Ella Ritz, Mariano Ast, Diego Avena, Gustavo Romeo y Romina Propato) es actor, lo cual volvía difícil la representación de personajes. Entonces el ensayo tuvo una dimensión muy importante, no solamente por la representación del texto, sino porque fue la forma de entendernos como un grupo de personas que estaba haciendo un programa de radio en un auto, en donde también había otras producciones, como se anuncian en las tandas. Por otro lado, como esto es un poco cine, la edición (cortar, pegar, mover) fue clave.
Y lo que solemos escuchar en radio es FM La Tribu, algunos programas de La Metro y unaRadio.

-¿Cómo eligieron el recorrido por la ciudad?

-Hubo tres escenarios clave que queríamos unir: el predio del Albergue Warnes, el cementerio de Chacarita, la zona de las autopartes. Eso armó el primer boceto a partir del cual empecé a escribir el guión. Nos metimos en el auto, medimos tiempos y velocidades, probamos cómo funcionaban las escenas de tensión y de transición durante el viaje. En un momento el recorrido es el texto y el texto es el recorrido, pero necesita ajustes. Los tiempos y las escenas coincidían con cambios espaciales, algunos más precisos que otros. Hicimos la grabación de las tomas, editamos y volvimos a ver cómo funcionaba sobre el último boceto del trayecto. En las últimas pruebas con todo el material listo, el recorrido se volvió definitivo.

-¿Cuál pretenden que sea la lectura de la realidad social de la ciudad durante el recorrido?

-El efecto de lo opuesto muchas veces es más llamativo para remarcar algo, para que esa oposición cobre forma. Creo que la obra no te permite olvidar lo que está pasando en la calle mientras estás viviendo una producción cultural que tiene esa pretensión artística. Por momentos el audio no tiene que ver directamente con lo que está del otro lado de la ventanilla. Ahí buscamos que dependa más del público encontrar relaciones o no. Cuando se habla de la historia del Albergue Warnes, por ejemplo, la situación es distinta, el espacio y el audio están en el mismo canal. Creo que si algunos temas se relacionan con cosas que están pasando es porque el programa pasa por temas que están muy arraigados en la sociedad: trabajo y vivienda. Me interesa que lo que se esté escuchando maneje una actualidad por momentos muy cercana, algo que al bajar del auto siga funcionando. Pero también me interesa que ocurra esa “ficcionalidad” más poética.

Publicado en: Críticas

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