Lunes, 27 de Noviembre de 2000
Clowns en la Vía
Clowns en la vía: el primer espectáculo de Espacio Aguirre. Dirigida por Marcelo Kats, con 16 actores en escena. Del 4 de noviembre al 17 de diciembre en Aguirre 1270.
En el fondo de un viejo galpón reciclado nos esperan unas surrealistas vías de tren. Desafiando la línea recta se dirigen al cielo como una escalera al infinito, otras atraviesan el espacio rasgando el horizonte. Mas allá, un asiento solitario aguarda vigilante en el centro de la escena. Poco a poco, los personajes (nariz roja infaltable) dan vida a esta mágica estación de tren. Hacen su aparición el enamoradizo cuidador de la estación, el boletero despistado, pasajeros con rumbos inexistentes, una fallida vendedora de flores, un artista callejero que se hace el ventrílocuo, una adolescente que espera a su novio y hasta un falsificador profesional de máquina traga monedas que dice poesías, piropos y otras especialidades. Por supuesto, no faltan algunos números de circo como la trapecista que desde las alturas busca a sus padres o el ciclista que después de varios intentos logra montar su estrafalaria bicicleta. Todos hacen su número sin perder la mirada que los une a los espectadores, este hilo invisible y tenso se vuelve fundamental en este tipo de espectáculos que depende de la reacción del público. Cada tanto el sonido del tren que nunca llega.
Por momentos una verdadera explosión de color invade la escena, como cuando los personajes se van sumando a la larga cola para sacar boleto. En el conjunto se distingue como el vestuario fue concebido en función de resaltar los rasgos de cada personaje sin abandonar el referente cotidiano. Así se diferencian la chica modernosa de la seria, el hombre formal del artista callejero o el que barre del malabarista. Crean un universo propio trabajando sobre “tipos” reconocibles. Pero al sumarles elementos ajenos a este contexto producen la distancia necesaria del observador con lo que se observa, y crean el espacio propicio para que aparezca la risa.
Estos clowns de narices rojas, logran, con gestos no tan exagerados y menos ingenuo que el payaso, arrancar risotadas o exclamaciones de sorpresa.
Con el “guiño”en el observador incentivan la imaginación de grandes y chicos.
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